Veo el mundo…

¿Acaso se puede sentir nostalgia por algo que nunca has conocido?

Historias de otros tiempos nos llegan por doquier y nos hacen sentir como nunca habíamos pensado. Fantasías y ficciones que nos evaden de un mundo frenético, que nos permiten conocer mundos y vivencias tan imposibles como mundanas.

Por qué íbamos a limitarnos a lo que es real, cuando aquello que se presenta en nuestras mentes puede ser mucho más estimulante. Tanto que, a veces, parece que las fronteras entre la realidad y la ficción se desdibujan. ¿Existe algún punto en el que la imaginación atraviesa ese velo? Nuestras propias experiencias pueden llegar a ser tan subjetivas que parecen una fantasía y, sin embargo, dan forma a nuestra realidad y dan pie a nuevas odiseas.

Creo que el mundo y el universo que nos rodean son algo hermoso, porque están llenos de misterios y preguntas que no siempre necesitan una respuesta para maravillarnos. Y, sin embargo, a veces parece que la realidad se queda corta.

M.C. Escher consiguió que la perspectiva pareciera ajena a todo lo que conocemos.

Y cómo no se iba a quedar corta. Nuestra imaginación está rebosante de ideas, imágenes, emociones y sueños contra los que la realidad no tiene posibilidad de competir. ¿Cómo puede lo abarcable competir contra lo infinito?

Un ejemplo se nos presenta en los elfos, inmortales y de belleza inalterable, que, en obras como la de Tolkien, viven desconectados de la realidad que ata al resto del mundo. Si, hagas lo que hagas, vas a seguir ahí para verlo, entonces el tiempo pierde todo su significado, ya que todo acabará pasando antes o después. En contraposición con los hombres mortales, la muerte se presenta como un regalo, no solo como un más allá, sino como una balanza sobre la que comparar aquello que pueden hacer, ver y, en resumidas cuentas, experimentar.

Paradójicamente, nuestra mente, algo que por su origen debería ser finito, es capaz de abarcar lo inabarcable. Nuestra capacidad de abstracción es lo que nos permite comprender conceptos que no tienen una existencia tangible y que, sin embargo, existen.

“Muéstrame un átomo de justicia” dice la Muerte en las novelas de Terry Pratchett. Los humanos no podemos existir sin nuestra imaginación. Sin nuestra capacidad de abstracción ¿Qué seríamos? Siempre tratamos de buscar algo más allá de lo que se nos presenta delante. Vemos una colina y deseamos subirla para ver qué hay más allá, sólo para encontrarnos con un nuevo horizonte, el cual, si empezamos a perseguir, veremos que es tan infinito como nuestra propia curiosidad. Sueños y símbolos que nos hacen dar un paso más, que nos esperanzan con algo diferente de lo que se nos presenta.

Veo el mundo, veo los átomos que lo conforman y las criaturas que lo habitan, veo las galaxias que lo contemplan. Y, aun así, no siempre parece suficiente. Quiero algo más que aquello a lo que alcanzo a ver y comprender. Porque observar las maravillas de lo real alimenta los fuegos de la imaginación. Lo cual me hace pensar que nuestras propias ilusiones infinitas, tal vez, estén templadas por los cotos de la realidad. Indagar en tamaña madriguera de conejos, como pueden ser los límites de la realidad, me hace pensar en si no habrá nada más allá de ella, que, al fin y al cabo, esté limitada por nuestros propios sentidos, y, quién sabe, cuántas cosas nos dejen sin mostrar.

Porque, aunque alcanzáramos el horizonte, siempre tendríamos otros detrás.

Carlos García Collado

Carlos García Collado

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Un hombre es quien decide ser. Es posible que aún no lo haya decidido, pero no por ello he de dejar de buscar. Avanzando en la vida, y en la escritura, puede que consiga encontrarme a mí mismo.

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