La siguiente expresión es por todos conocida:
“Aprendiz de todo, maestro de nada”.
Pero, a decir verdad, querido lector, no me gusta esa frase.
Se halla muy extendida aquella idea de: “enfocarse en algo es la manera más rápida y eficaz de resolver un problema”. Puedo entender la lógica detrás de ello, pero no puedo quitarme de encima la sensación de que, al fin y al cabo, acaba limitando nuestro potencial, nos hace perder la perspectiva y, a la larga, pone en riesgo una de las características más importantes del ser humano, la curiosidad.
Mientras que en los albores de la humanidad las bestias salvajes huían del fuego nosotros nos acercamos a él, nos quemamos, aprendimos y lo dominamos. Fue la curiosidad la que, precisamente, nos sacó de las cavernas. Creo, por tanto, que es necesario potenciar ese rasgo.
Y, sin embargo, a día de hoy, no deja de vendérsenos que tenemos que especializarnos, que hay que ser el mejor en el campo que hayamos elegido -o nos haya venido impuesto- o si no el constantemente acelerado mundo nos engullirá.
Por supuesto, cualquier distracción que aparte nuestra vista del objetivo debe de ser evitada a toda costa. No está permitido fallar. O, al menos, en eso se nos ha educado.
No creo que deba ser así.
El centrarnos en un único aspecto nos lleva a la saturación y acabamos con la sensación de no avanzar. Es muy común ver a gente que, a partir de cierta edad, no dejan de insistir en que ya no pueden aprender igual, que su cabeza ya no es lo que era. Y no puedo dejar de pensar que no es una falta de capacidad, sino de agotamiento. Siempre han estado inmersos en el mismo campo, siendo cada vez más difícil encontrar algún camino por el que avanzar. Y, después de estar tanto tiempo centrados en la misma materia, tienen miedo de salir de esa “caverna”, llegando a pensar que todo el esfuerzo invertido ha sido en vano.
Pero, si desde un principio hubiesen diversificado, y se hubiesen interesado en temas fuera de su especialidad, sabrían que ese pensamiento no es cierto, ya que todo conocimiento, de una forma u otra, puede aplicarse en campos ajenos, analogías que faciliten el entendimiento, nuevas perspectivas, o, incluso, lecciones de vida que nos ayuden a seguir adelante.
En definitiva, da igual que nos enfoquemos en un único aspecto, el mundo avanza demasiado rápido y, para cuando alcances la maestría que tanto anhelas, ya será cosa del pasado. En cambio, si diversificas estarás aprendiendo algo nuevo constantemente.
No hay maestros, solo aprendices.
“Aprende de todo, la maestría no es nada”.
Intersante punto de vista. Diversidad, curiosidad, apertura de mente…..
“Todos los días se aprende algo nuevo y se muere sin saber nada”
Sigue adelante!!! 😊😊😊
Acerca de la curiosidad, decía el escritor portugués Eça de Queirós que era el impulso humano oscilando entre lo grosero y lo sublime. La curiosidad podía llevarte a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América. Por eso, al intentar ponerla en práctica, puede ser desde una forma de rebelión a una sencilla o gran emoción, pasando por el castigo que puede suponer el producto final de su hallazgo.
El enunciado de este relato, es tan verdad, como que existimos
No puedo estar más de acuerdo
Y con este relato, me ha dado una perspectiva distinta de la vida que nos han querido inculcar desde pequeños
Gracias por esa reflexión de otro punto distinto de la vida